sábado, 11 de mayo de 2013

ALEXANDER VON HUMBOLDT EN MÉXICO


Es considerado el llamado “Padre de la Geografía Moderna Universal”. Fue un naturalista de una polivalencia extraordinaria, que no volvió a repetirse tras su desaparición. Los viajes de exploración le llevaron de Europa a América del Sur, parte del actual territorio de México, EE.UU., Canarias y a Asia Central. Se especializó en diversas áreas de la ciencia como la etnografía, antropología, física, zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología y el humanismo.

El 22 de marzo de 1803 llega con una fragata española de Guayaquil (Ecuador) a Acapulco, el puerto mexicano del Pacífico. Visita las cercanías y las describe en su diario, antes de proseguir su viaje el 29 de marzo por Chilpancingo y Taxco hasta la Ciudad de México (llegando el 12 de abril). En un México construido con las ruinas de la capital de los aztecas, Humboldt descifra el calendario azteca o Piedra del Sol que fue desenterrado en la Plaza Mayor, y hace varias excursiones en los alrededores. Por ejemplo, visita las minas de Pachuca, Real del Monte, Morán y Guanajuato y los impresionantes alcantarillados de la ciudad en Huehuetoca. Además sube el 19 de septiembre de 1803 a la cumbre del Jorullo, emergido de las entrañas de la Tierra cuarenta y cuatro años antes en el estado de Michoacán. Sus historias sobre el volcán se difunden rápidamente en Europa y atraen numerosos aventureros que quieren experimentar por sí mismos lo que ha descrito Humboldt en sus textos. El Jorullo se volvió el volcán más conocido entre los científicos.

En enero de 1804 Humboldt regresa a la alcantarilla de Huehuetoca y escribe sobre su penosa construcción, lamenta sobre todo las inhumanas condiciones de trabajo para los indios. También se preocupa de las circunstancias en las minas coloniales, escribe un amplio informe sobre la mina de Guanajuato e intercede a favor de los trabajadores. Estuvo muy activo en la ciudad de México, planeó perfiles geológicos, atendió exámenes del Colegio de Minería y visitó varias instituciones y eruditos. Las condiciones en las cuales encontró los institutos, las describe modélicamente ante todo debido a que blancos e indios trabajan juntos ahí. El 20 de enero de 1804 sale del centro cultural iberoamericano y va a Veracruz. Durante su viaje mide el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y escala el Cofre de Perote. La medición de los volcanes es una evidente prioridad de su viaje, en particular el Pico de Orizaba, que Humboldt midió sólo de lejos; esto tiene una importancia para los navegantes que se acercaban a la costa mexicana. Más estaciones en su camino son Puebla, Cholula y Xalapa. Después de su estancia en Veracruz (18 de febrero hasta el 7 de marzo) continúa su viaje por La Habana hacia los Estados Unidos.

En agosto de 1804 – después de cinco años de viaje - Alexander de Humboldt regresa con su material científico a París y es recibido y celebrado por diez mil personas. Entusiasmó y cautivó a la gente con su curiosidad y su saber. El tiempo siguiente lo pasa en París analizando sus resultados, en 1807 se muda a esta ciudad. Luego apoya a varios científicos y artistas (entre ellos el matemático Karl-Friedrich Gauss y el músico Felix Mendelssohn Bartholdy), y aconseja al joven Werner von Siemens con la fundación de su empresa. Los planes para su “segunda vocación en la vida”, un viaje de investigación a Asia, son obstaculizados una y otra vez. Humboldt y Bonpland publican varias obras de manera conjunta, la más importante de las cuales es el Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, aparecida en francés, en 13 volúmenes, entre 1816 y 1831.

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