martes, 19 de diciembre de 2017

LA ACADEMIA DE SAN CARLOS

EL ANTIGUO HOSPITAL PARA SÍFILICOS
Y SU CAPILLA MARIANA 
Si la historia nos agrada e interesa, si queremos saber más de lo que sucedió en el Mágico Centro Histórico, basta con caminarlo, preguntar y adentrase a sus palacios, casonas o viviendas. Mucho de estos sitios ahora cumplen otra función, pero no dejan de proyectarnos ese pasado que a través de los años ahí sigue palpitando y dispuesto para quienes quieren conocerlo y saber que sucedió ahí y que función tienen ahora esas edificaciones, calles y lugares que marcaron y fueron parte de la historia del centro de la capital del país.
Uno de estos edificio es el que albergara en un principio al Real Hospital del Amor de Dios, donde se atendían los enfermos del mal de bubas o sifilíticos. Fundado por el Obispo Juan de Zumárraga en 1539. Una vez que el grabador español Jerónimo Antonio Gil, llegó como tallador a la Real Casa de Moneda, concibió la idea de fundar una academia al estilo de las que funcionaban en Europa. Se funda en la Real Casa de Moneda en el año de 1781, bajo el nombre de: Academia de las tres nobles artes: Pintura, Escultura y Arquitectura.
Para el año de 1791 se traslada al edificio que albergara al hospital. La fachada es de estilo renacentista fue realizada bajo la supervisión de Javier Cavallari. La ventana de la esquina en la planta baja, fue cegada en el año de 1910, para alojar en una especie de nicho, la réplica de San Jorge de Donatello, que obsequió el gobierno de Italia al pueblo de México para las fiestas del Centenario por la Independencia.
En una reciente visita a la antigua Academia de San Carlos, pudimos platicar con Gabriela P. Soriano coordinadora de las galerías de la escuela quien amablemente nos platicó sobre una antigua construcción religiosa que ahí sigue a la vista de todos, pero también, ignorada por muchos. Se cree que ahí estaba una capilla Mariana por los rasgos y características que aún tiene, como una gran concha, la concha Mariana dedicada a la Virgen María, y que permanecía activa en lo que fue uno de los primeros hospitales para enfermos de sífilis.
Tomemos en cuenta que ahí en la Academia, el año pasado se realizaron reacomodos y se encontraron entierros masivos de lo que se cree eran los enfermos, además de restos de lo que fue el antiguo hospital. Desde la capilla, se puede apreciar el nivel que tenía el hospital notándose claramente el hundimiento, aunado a que el suelo del Centro Histórico también se ha vencido a través de los años. La capilla estaba cerrada y ahora es paso para la biblioteca, ya que la Academia se amplio y esta sacra construcción quedo como paso por debajo de las escleras.
Esto nos demuestra, el cómo se ha trasformado la ciudad, como ha cambiado la escuela. Algo también muy extraño ahora, es que este recinto está a varias calles del Zócalo y para el siglo XVI, esto era la orilla de la ciudad, siendo, además, uno de los pocos hospitales en ese tiempo que se encargaban en tratar de curar a esas desafortunadas gentes que llegaban a morir, pues alguien con una enfermedad de ese tipo en el siglo XVI difícilmente se curaba.
Sobre la capilla o lo que aún queda de ella, podemos advertir una hermosa concha en el techo y otras dos esquinadas. Así mismo, se aprecia pintura y dibujos o detalles de símbolos en especial el mariano, un tipo de estrella con líneas atractivamente diseñadas que dan muestra de su pasado y para lo que fue diseñada. Al contemplarla y saber la función que tenía, nos ponemos a imagina y pensar sobre los múltiples rezos y suplicas que ahí se dieron, tal vez de esos enfermos que en su ruego pedían por su recuperación, por su salud.
Se aprecian otros detalles, más formas y nuevamente imaginamos como estaría en sus días de esplendor, como es que ahí terminaba el edificio y también notamos, como ha cambiado a través de los años. Finalmente, nuestra entrevistada, la coordinadora de la galería Gabriela Soriano, a pregunta nuestra, nos informo sobre los mascarones que hay en la fachada de la Academia y ¿quiénes son? Y nos relató lo siguiente:
“El primero es Carlos III, después Jerónimo Antonio Gil, de lado derecho se cree (según algunos historiadores) que es Mangino o Couto, estos dos personajes pertenecían a la junta de gobierno y daban dinero a la Academia, y el otro es el gran arquitecto Manuel Tolsá. La estatua de la esquina, la origina está aquí en la biblioteca y se guardó porque en los 80s, los comerciantes ambulantes le quitaron la cabeza por colgarse y es San Jorge, un San Jorge el del Dragon, la escultura clásica que hizo Donatello, una copia de exacta que dono Italia para México en los festejos de independencia”.
Información muy interesante, pues por lo regular pasamos por esa zona y nunca nos imaginamos ni vemos que es lo que ahí esta y quienes fueron estos personajes que le dieron brillo al México colonial. Si usted puede, visite la Academia de San Carlos, ese antiguo hospital para sífilicos y conozca esa peculiar capilla y otras maravillas que aun ahí se encuentran. Finalmente, agradecemos a la coordinadora Gabriela Soriano por su atención y lo invitamos a que redescubra este interesante sitio.
 
Roberto Samael C E

sábado, 9 de diciembre de 2017

LA CASA DEL CAPITÁN JUAN DE CHAVARRÍA

RECUPERO LA CUSTODIA DEL DIVINO
El Centro Histórico de nuestra gran Ciudad, como en este página lo hemos mostrado, está lleno de curiosidades y arquitectura que enmarcan leyendas y mucha historia, además de datos extraños, anécdotas y personajes que por sus obras son recordados hasta nuestros días, y un ejemplo claro de ello, sin duda alguna lo es este audaz personaje, un capitán que poco a poco lamentablemente su hazaña está quedando en el olvido. Aquí les recordamos parte de esa proeza y el lugar donde el vivió y su interesante recuerdo en piedra.
Ubicada en una de las antiguas calles en el Mágico Centro Histórico, se encuentra la Casa del capitán Juan de Chavarría, quien fuera conocido en su tiempo como un héroe y como un bondadoso caballero benefactor que ayudo a las monjas agustinas de San Lorenzo. Este personaje, de origen vasco, Juan de Chavarría se estableció en lo que anteriormente era la calle que llevaba su apellido “Chavarría”, hoy conocida como el último sector de la calle Justo Sierra.
En donde fue construida una monumental casa que sobresalía por su peculiar fachada rematada por una mano, si una mano que está sosteniendo una custodia, la cual se convirtió en un fuerte referente que denota la valentía que en cierta ocasión mostro este caballero al realizar lo que por aquellos tiempos fue una proeza. Según cuenta la leyenda, que el 11 de diciembre de 1676, un ladrón ingresó al templo de San Agustín para robar las potencias de oro del Santo Cristo de la Caña, pero al calor de la aventura provocó un incendio que llamó la atención de toda la ciudad.
Ante este hecho, Don Juan de Chavarría se dio valor para entrar a la iglesia y recuperar la custodia del divino. Como resultado de tal hazaña, el rey le concedió un escudo personal, el cual consistía en la figura de una mano levantando una custodia, que lamentablemente en la actualidad, apenas queda visible en el nicho superior de la fachada.
Debido a su posición económica y a su fama como exitoso comerciante en el México del siglo XVII, el vascongado Juan de Chavarría era una figura que inspiraba respeto entre los habitantes y las autoridades de la Ciudad de México. Por estas razones, su casa habitación que ha tenido múltiples usos, se ha convertido en un referente obligado para visitar y conocer, al hablar sobre el pasado colonial de México y su maravilloso Centro Histórico.
 
Roberto Samael C E

MALGRÉ TOUT… A PESAR DE TODO

JESÚS F. CONTRERAS
 
Las calles, palacios, iglesias, conventos, fachadas y lugares que hay en nuestro Centro Histórico, resguardan leyendas y vivencias que cuando las conocemos, cuando sabemos que sucedió ahí, nos sorprendemos y maravillamos, ya que la mayor de las veces, ya sea por falta de tiempo, desconocimientos o porque no somos observadores, omitimos mucha de estos grandiosos detalles. Un claro ejemplo de ello, lo representa una singular escultura que si hemos pasado por la Alameda la hemos visto, pues está acompañada de otras “mujeres” similares, pero en especial, de una de ellas, conozcamos sobre su origen... He aquí parte de su historia.
Malgré Tout, es una escultura que traducida al español significa “A pesar de todo”, representa a una mujer desnuda, tirada y encadenada. Fue creada en el año de 1989, según los relatos de Amado Nervo, quien dice que Jesús Contreras estando en Francia, confirmó ciertos temores y sufrió la amputación de su brazo derecho a causa de un cáncer mal atendido. “A pesar de todo”, siguió trabajando con un sólo brazo los pocos años que le quedaron por delante, hizo la escultura sin el brazo derecho. Pero, ¿quién fue Jesús F. Contreras?
Jesús Fructuoso Contreras Chávez, nació en Aguascalientes un 20 de enero de 1866. Fue un escultor mexicano, nieto de José María Chávez Alonso, quien fungió como Gobernador Liberal y creó un centro artesanal que marcó al joven para ser escultor. Dado el apoyo que tuvo del gobierno de Porfirio Díaz, esculpió y construyó obras como el Monumento a Cuauhtémoc y veinte esculturas en bronce del Paseo de la Reforma. 
Cuando cumplió 17 años, el gobierno le otorgó una pensión, para que viajara a Europa a seguir estudiando y profundizar en su arte. Al regresó, con apenas 22 años de edad, apoyando a su maestro Noreña, juntos realizaron la bella estatua de Cuauhtémoc, la cual se encuentra en el paseo de la Reforma, de la Ciudad de México, siendo el encargado de la fundición Contreras. El 13 de agosto de 1883 al momento de vaciar el bronce, un chorro en ignición perforo su pie. La inauguración del monumento fue el 21 de agosto de 1887. Poco más tarde Fructuoso Contreras estableció la Fundación Artística Mexicana.
Entre sus obras más destacadas están; un Benito Juárez que está en Chihuahua; efigies de Manuel Acuña y de Ignacio Zaragoza, en Saltillo Coahuila; el general Ramón Corona, en Guadalajara, Jalisco; Nicolás Bravo, Ignacio Zaragoza y a la Independencia, en Puebla; el monumento a la Paz, en Guanajuato; al general Jesús González Ortega, en Zacatecas; a la Corregidora Ortiz de Domínguez. También se destaca por ser autor de los Colosales relieves en Bronce, con figuras Indígenas, del monumento a la Raza de la Ciudad de México. Pero la que suele considerarse como su máxima obra se llama Malgré Tout, elaborada en mármol. Tiempo más tarde, en 1909, el compositor zacatecano Manuel M. Ponce, compuso una pieza de piano sólo para la mano izquierda, que rindiera homenaje al escultor y a la obra misma.
Hay que apuntar que como detalle a tomar en cuenta, que Amado Nervo relataría en cierto momento, que Jesús Contreras realizó esta obra sin el brazo derecho, y por eso la habría titulado Malgré Tout, sin embargo, las referencias históricas desmienten este hecho, ya que la obra está fechada antes de la amputación de su brazo. Malgré Tout, en la actualidad, la podemos apreciar en el Museo Nacional de Arte (MUNAL), pero hay una copia en donde fue colocada originalmente en la Alameda del Centro Histórico. Muere el 12 de julio de 1902 en la Ciudad de México.
 
Roberto Samael C. E.